Probablemente estaréis preguntándoos el
porqué de esta entrada. Normalmente nos dedicamos a leer, comentar y sugerir
lecturas para guiaros en el inmenso mar de la literatura donde encontramos
libros de lo más variopinto y de diversos géneros, épocas, autores y
tendencias. Precisamente por esta variedad que encontramos en el mercado,
resultan útiles este tipo de rincones cibernéticos (llámese Locas del romance o
de cualquier otra manera), donde podemos encontrarnos recomendaciones y anti-recomendaciones.
Hoy vengo, dejando a un lado nuestra tarea
cotidiana, para reflexionar sobre qué significa ser lector e invitaros a
hacerlo conmigo.
Llevo toda una vida leyendo; he tocado,
estudiado, leído, releído, subrayado y pasado horas sin dormir para sumergirme
en los más extraños y diversos mundos; me he aventurado a lo largo de millones
de páginas de poesía, narrativa o teatro y, hoy por hoy, soy capaz de discernir
que lo que a mí me gusta no es
necesariamente lo mejor y lo que no me gusta no es necesariamente lo peor.
Soy de esas personas que cree que el arte
puede salvar al mundo de la mediocridad, la desidia, la depresión y el
ostracismo. Que al abrir un libro encontramos no solo un momento de dicha o
felicidad, sino una ventana a una realidad alternativa que nos transporta, nos
educa, nos emociona y nos hace reflexionar. Sea cual sea el libro, pertenezca
al género que pertenezca y sin importar el nombre de su autor o el público al
que está dirigido.
Un libro es mucho más que un objeto, una
obligación o una afición, es ese momento mágico en el que lo encuentras, te
enamoras de la portada, lees la sinopsis, te enganchas, lo abres (con intención
de leer la primera página "para ver de qué va") y lo cierras horas
después con una sensación "buena" o "mala" (incluso
nefasta) que te lleva a formarte una opinión. Es ese momento en el que te
transformas y dejas de ser tú, ya no existes, viajas a un lugar alternativo, te
conviertes en un "voiyeur"
de la vida de los protagonistas y los acompañas a lo largo de su camino,
creciendo, emocionándote y sufriendo con ellos. Es mucho más que una actividad
intelectual y aquel lector que se queda con la retórica compleja o los largos
volúmenes incomprensibles para justificar una buena lectura, lo siento mucho
pero no es lector. El lector de verdad se emociona, llora, se enfada y suplica si es
necesario. El lector vive la literatura, no la prostituye ni cataloga.
Uno nace lector, no porque desde bebé devore
libros, sino porque la literatura vive en su corazón.
¡Yo no hago ascos a ninguno! ¿Y tú?
¡Gracias por leer!
Aguante ser lector! Me gusto la entrada!
ResponderEliminarInteresante reflexión y muy cierta ;)
ResponderEliminarBesos
No puedo concebir mi vida sin la lectura. Como bien dices, un libro es más que un objeto. Es el alma del ser humano, donde se ha plasmado el saber de la humanidad, nuestro referente. Nos divertimos, pensamos, creemos, estudiamos y analizamos la vida sobre y partir de los libros.
ResponderEliminaryo tampoco concibo una vida sin esas letras que me sumergen en otros mundos
ResponderEliminarMis amigas, de las cuales muchas de ellas son lectoras, no entienden mi pasión por la lectura. Cuando voy a una librería se extrañan cuando entre en ese estado de euforia de querer tocar, oler y ojear todos los libros. Se cansan cuando estamos horas en una librería, y yo todavía necesito más. Me conforta saber que no estoy sola y que hay más gente que aprecia los libros tanto como yo :)
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