Hola Loc@s del Romance. ¿Estáis listos para continuar
con la locura literaria? Nosotras estamos emocionadas de poder traeros a una
autora que en lo personal a Naitora la ha marcado y la ha puesto loca.
La pluma creadora es María Vila, así que poneos vuestra ropa de bucaner@ que nos vamos a montar en un navío a buscar a esta autora entre piratas, sobre todo con ellas… con esas mujeres que tanto nos gustaron.
La pluma creadora es María Vila, así que poneos vuestra ropa de bucaner@ que nos vamos a montar en un navío a buscar a esta autora entre piratas, sobre todo con ellas… con esas mujeres que tanto nos gustaron.

Aclarados estos puntos y agradeciéndote tu presencia
en este pequeño rincón nuestro del ciberespacio, comenzamos (con tu permiso) la
entrevista.
L.R. María, antes de comenzar directamente friéndote a
preguntas sobre tu obra, cuéntanos algo más sobre ti. Para aquellas que no te
conozcan. ¿Cuál es tu verdadero nombre? ¿De dónde eres? ¿Cómo surgió la idea de
tus pseudónimos? ¿Tienen algún significado especial?
M.V.: Buenos días, locas. Mi nombre va sin trampa ni cartón: me llamo María
Vila. María, mi nombre, Vila, el apellido de mi padre. Como soy un poco rara,
funciono al revés, y utilizo pseudónimos para mi cuenta personal de facebook y
esas cosas. En twitter, en instagram, en mi cuenta de escritora en facebook… mi
nombre para todo es laleyendadeladospiratas, lasdospiratas en twitter porque el
otro no cabe. Siempre he preferido que la gente conociera el título de mis
libros antes que mi nombre, porque hay un momento en el que, cuando escribo, ya
no soy yo, soy mis personajes, todos y cada uno de ellos. Preferiría que la
gente hablara de Shatidje, o de Inés, a
que hablara de mí. Tal vez por eso mi cuenta de correo electrónico sea
ladybraukings@gmail.com.
L.R. Respecto a tus gustos personales, imaginamos que a través de los libros y de determinados personajes, en muchas ocasiones podemos ver a la mujer que se oculta tras el pseudónimo y su obra. Pero así entre nosotras, ¿cuál es tu color favorito? ¿Sueles inspirarte con algún tipo de música específica? ¿Se podría decir que hay algún grupo concreto o solista que de alguna forma haya influido o interferido con tu espíritu creador?
M.V.: Mi color favorito cambia con mi estado anímico y mi etapa. Soy mucho
de amarillo, aunque ahora estoy en una etapa blanca, como las velas de El
Miguel o la sonrisa de Fred. ;) Antes escribía con música, con las grandes
bandas sonoras: Memorias de África, Master and comander, El último Mohicano…
Ahora prefiero escribir en silencio. Aunque me encanta la música y me inspira
muchas escenas. Cuando voy conduciendo escuchando la radio voy pensando: esta
canción debería ser la banda sonora en la escena de Fred e Inés, esta para el combate,
esta es la canción de Sha… aunque con más frecuencia identifico la música con
personas importantes en mi vida. Me gusta casi todo, menos el reggaetón. Y
admiro a los compositores. Un buen
amigo decía que la música supera a las
letras porque es capaz de transmitir sentimientos sin necesidad de palabras,
saltando la barrera del “cerebro” para llegar directamente a nuestro corazón. Y
lo suscribo íntegramente. Supongo que soy una compositora frustrada.L.R. ¿Cómo te describirías a ti misma? ¿Qué tres virtudes y qué tres defectos crees que te definen?
M.V.: Jajajaja. Parece una entrevista de trabajo. Describirme a mí misma.
Soy apasionada, vitalista y creativa, aunque cada vez más va pesando en mí mi
faceta de profesora de secundaria. Tengo un punto idealista que los años y la
vida no han conseguido apagar, así que supongo que, pese a que la vida no se
haya portado muy bien conmigo últimamente en el plano personal, sigo siendo una
optimista. ¿Virtudes? Creo que las he
dicho: soy creativa, ocurrente y positiva. ¿Defectos…? ¿Solo tres? Jajajajaja… Pues
una consecuencia de mi afán docente es que tiendo a ser excesivamente crítica,
lo que me convierte con frecuencia en impertinente, protestona y muy exigente
con quienes me importan. Intento que la crítica sea constructiva, porque mi
faceta de profesora me hace intentar mejorar el mundo, pero no todo el mundo lo
ve así. Y, por supuesto, como demuestra el hecho de que yo crea que sé cómo
hacer el mundo mejor, peco de prepotente y soberbia. Creer que puedo “mejorar”
el mundo y a la gente tiene la lectura de que, de alguna manera, me creo en una
situación superior. Vamos, que tengo
todos los vicios de Miguel. Miguel es un fraile franciscano a mi lado. Así que
la humildad es una de esas asignaturas que me queda día sí día no para
septiembre: soy soberbia, prepotente, presuntuosa e impertinente... :S Y
también tengo de Miguel el sarcasmo. De hecho, los reyes me han traído una
camiseta en la que pone: “Me? Sarcastic? Never!”. ¡Me encanta!
L.R. Una de las cosas que siempre nos ha llamado la atención de los escritores y que nos pica la curiosidad (admitámoslo, somos cotillas al máximo), es conocer la formación que poseen los autores que tanto nos enamoran. ¿Podrías contarnos algo sobre esto? ¿Qué estudiaste? ¿Dónde te formaste? ¿Has hecho cursos específicos para escritores o todo es talento natural y trabajo?
M.V.: Yo llevo escribiendo desde que aprendí a hacerlo. Cuando tenía seis
años nos pusieron de deberes en el cole escribir un cuento, y ese fue el
primero. Se lo fueron pasando de unas profes a otras y se lo contaron a mi
madre. Nunca he parado de escribir. Con catorce años escribí Piratas, que
veinte años más tarde sería La leyenda de las dos piratas. La llevé a una
editorial y me dijeron que tenía que formarme más. Escribí Nadie entre los
quince y los dieciséis, y El caballo de metal, que solo tengo manuscrita, entre
los diecisiete y los diecinueve. En la carrera (estudié la licenciatura en
Derecho con diplomatura en Economía en ICADE) fui a un taller de escritura, el
taller de Enrique Páez. Fue una experiencia maravillosa. Aprendí muchísimo,
sobre todo el segundo año, con Javier Sagarna. Me enseñaron a hacer crítica
literaria y a ser mi propio crítico. De hecho, creo que soy mejor crítica que
escritora. Jajajajja. Además, escribíamos un relato todas las semanas y eso es
un ejercicio estupendo. Gané un concurso de relatos, luego otro de novela
corta… Y me fui animando. Ahora tengo montado un pequeño taller de escritura en
el colegio en el que trabajo, el colegio FEM, y funciona genial. ¡Los chicos
escriben maravillas! Y eso se lo debo sobre todo a Enrique y a Javier. Los talleres ayudan mucho, porque las ideas
son de uno, pero la forma en que las sacamos se puede pulir y mejorar siempre.
Javier tenía un don como crítico. Leías un relato que no terminaba de funcionar
y él te decía algo tan sencillo como: “Lo que le pasa es que empieza
tarde. Quítale el primer párrafo.” Y le
hacías caso y… ¡bravo! ¡Ya funcionaba bien! Después, mientras viví en Puerto Rico, estudié
la carrera de Filología Hispánica, ahora grado en Lengua Española, y me enamoré
del Barroco. Me influyó sobre todo una profesora, Ana Suárez Miramón, a la que La
leyenda de las dos piratas le debe muchísimo. La formación y el trabajo son muy
importantes. Espero no dejar nunca de aprender.L.R. Hablando sobre tu trabajo de escritora, imaginamos que un libro no se escribe en un momento, ¿Cuál es el proceso que sigues para crear estas joyas de la literatura romántica? ¿Qué proceso mental/físico o extrasensorial tiene lugar para que des a luz a tu obra?
M.V.: ¡Puf! Ni idea. Llevo tantos
años escribiendo que no sé cómo lo hago. Para mí escribir es casi como
respirar. De pronto surge una idea, una chispa que va creciendo en mí y que
dejo de controlar. A su lado empiezan a surgir personajes, circunstancias… Yo
solo escribo lo que tengo dentro. La chispa te la da la vida, lo que ves, lo
que conoces… Mi trabajo me encanta porque observo a todas horas adolescentes
hormonados descubriendo el amor, y te dan millones de ideas. Son la mejor
fuente de inspiración.
L.R. Trasladémonos ahora a un día en la vida de María Vila ¿Cómo es? ¿A qué hora del día sueles ponerte escribir? ¿Cuántas horas de duro trabajo supone un día cualquiera? ¿Dedicas todo ese tiempo a escribir o sueles alternarlo con investigación y algún otro asunto? ¿Qué elementos de tu vida, de tu alrededor
M.V.: Mi vida… ¡Mi vida es un caos! Yo no soy como Vargas Llosa o muchos
escritores grandes que escriben equis horas al día. La mayoría de mi trabajo
como escritora transcurre dentro de mi cabeza. El libro se gesta, se forma en
mi cabeza. Cuando camino por la calle, cuando voy conduciendo, cuando me meto
en la cama. Tal vez por eso La leyenda de las dos piratas tardó veinte años en
escribirse. Estaba en mi cabeza, todo el tiempo. Pero no fue hasta que a mi
marido le salió un trabajo en Puerto Rico y tuve que dejar el mío que me puse a
escribir todas las mañanas. Por las
mañanas escribía, por las tardes estudiaba y me ocupaba de los niños. Entonces
pude trabajar en la novela que tenía dentro. Escribía, me documentaba, dibujaba
los combates… Ahora mi vida se ha vuelto más complicada. Mi marido falleció en
2016 y tengo dos trabajos y dos niños para mí sola, sin contar el tiempo que
dedico a la promoción de La leyenda de las dos piratas o a leer libros de
amigos que te piden una crítica. Así que el trabajo de escritora lo hago casi a
escondidas, en los ratitos que puedo, cuando he acostado a los niños y tengo
algo de tiempo para mí. Pero, como decía antes, en mi cabeza siempre estoy
trabajando. Mis personajes viven conmigo. Y absorbo de la vida todo lo que
puedo y lo incorporo. Conoces a alguien y dices: ¡Perfecto! Acabo de solucionar
a un personaje que era demasiado plano. Va a ser más como Fulanito o Menganito.
Escribir “rellena” de alguna manera el vacío tan grande que me ha quedado
dentro.
L. R. Viajemos al pasado por un momento, a esa primera vez (que tú recuerdes) con un libro entre tus manos. ¿Qué edad tenías, qué libro era y de qué forma te marcó? ¿Recuerdas quién te lo dio? ¿A quién echarías la culpa de tu afición a la lectura y la escritura?
M.V.: Siempre me ha
gustado leer. Mis primeros libros fueron de la colección El barco de vapor.
Recuerdo Las aventuras del rey Túnix, que no sé si fue el primero. Especial
cariño le tengo a Medinoche de un niño que se hace salteador de caminos. Se lo
leía a mi hermana por las noches. Pero de los primeros que leí me entusiasmó Las
aventuras de Vania el Forzudo, basado en la leyenda de Iván, un zar ruso. Me
hizo soñar con aventuras, lugares exóticos, brujas a las que vencer, mundos de
ilusión y, por supuesto, con su historia de amor. Después me marcaría
irremediablemente Los tres mosqueteros. Athos fue el primer personaje de
ficción del que me enamoré y aquello me enseñó que se pueden crear personajes
de los que enamorarnos para siempre, y que esa pasión es tan real como
cualquier otra.
L.R. Como románticas empedernidas que somos, hay
ciertas preguntas que no podemos evitar y esta es una de ellas: ¿Cómo es para
ti el hombre ideal? ¿De qué forma esperarías que te conquistaran? ¿Eres una
mujer que disfrute de flores y bombones o prefieres algo menos convencional?
¿Alguna película/libro favoritos (léase: Disney, cuentos de hadas, ranas que se
transforman...) que hayan influido en tu forma de ver el amor y en lo que
esperas de él? Y lo más importante de todo... ¿Lo has encontrado ya? ¿Tiene
hermanos? (jajajaja)
M.V.: ¡Cuántas preguntas! El hombre ideal… El hombre ideal va cambiando a
medida que creces. Como romántica empedernida, de adolescente me gustaban los
chicos misteriosos e imposibles, que no me pudieran corresponder. Y ya, si los
podía salvar o redimir, traerlos a la luz desde el lado oscuro, aunque nunca pudieran amarme… eso era el súmum.
Luego descubres que, por lo general, los hombres misteriosos que apenas hablan
lo que ocurre es que tienen poco que decir, y que el hombre ideal dista mucho
de ser perfecto. Mi hombre ideal es de carne y hueso, tiene virtudes y
defectos, pero es capaz de enamorarme cada día. El hombre ideal te acompaña y
te apoya, pero te deja volar y está ahí para recogerte cuando aterrizas, o para
sostenerte si vacilas, o para sujetarte si vuelas demasiado lejos del suelo. El
hombre ideal te hace sentir especial y única. En mi caso, esa figura se
corresponde con la de mi marido. Él me hacía sentir que lo mejor que había
hecho en mi vida había sido seducirle. Y sigo pensando eso. En cuanto a lo que
me enamoró de él… no os voy a engañar: lo primero que me llamó la atención era
que estaba buenísimo. Tenía un cuerpazo para caerse de espaldas. Jajajajaja…
Pero me di cuenta de que estaba perdidamente enamorada de él cuando me
impresionó con su cultura. Yo no soy fácilmente impresionable, pero es que él
sabía de todo. Tenía una memoria prodigiosa y una curiosidad e inquietud por
saber de todo, lo que hacía que fuera delicioso hablar con él. Él te diría lo
contrario, pero yo siempre tenía la sensación de que él sabía de todo y de que
tenía siempre razón. Con lo que soy yo para discutir, aprendí a no poner en
duda lo que él afirmara. Me hacía sentir protegida, a la vez que única y
especial. Y esa sensación se la deseo a todas las mujeres del mundo.
De lo que has preguntado de si flores o bombones… Mi marido me preparaba el
desayuno todos los días, y los fines de semana a menudo lo acompañaba de flores
que compraba cuando sacaba a pasear al perro. Con frecuencia decía: «Lo siento,
hadita. Soy un romántico de los del montón, de velitas y flores. No soy nada
original». Pero no lo habría cambiado ni por un millón de poetas.
Por último, películas románticas que me gusten: Ya que habéis mencionado
Disney, diré que me encanta La Bella y la Bestia. Claro, ella es una loca de la
lectura. Pero dejando Disney de lado, como películas románticas me encantan Un
paseo por las nubes y El velo pintado. La última no sé si os encajaría, porque
no cumple el requisito de la novela romántica de final feliz. Pero es que yo
soy romántica de las de verdad, de las del XIX, de las del amor imposible y el
final trágico. No os digo nada. Ya me leéis.
L.R. Imaginamos que como escritora, en primer lugar
fuiste ávida lectora de autoras ya consagradas. Dinos ¿alguna autora o libro te
marcó de forma especial, haciéndote decidir escribir novela romántica y no
novela negra, fantástica o histórica (o cualquier otro género)? ¿Qué libro es
para ti, a día de hoy, tu principal referente (ese que no puedes parar de
leer)? ¿Hay algún género literario en especial que seas incapaz de leer o
rechaces de antemano? ¿Y en novela romántica, algún subgénero que digas
"esto no es para mí"?
M.V.: Bueno, en primer lugar habría que matizar la pregunta. Yo no me he
decidido por la novela romántica en lugar de otros géneros. He escrito novela
fantástica, Nadie, y La leyenda de las dos piratas la considero histórica
también. Es decir, para mí el romance tiene que estar ahí, como columna
vertebral, pero el romance solo me sabe a poco. Me gusta la novela histórica,
con romance, la novela de suspense, con romance, la novela fantástica, con
romance. Creo que el romance es inherente al ser humano y por ello a las
grandes historias. En ese sentido me marcó Los tres mosqueteros, porque me
entusiasma la historia de amor entre Athos y Milady de Winter. Pero en
cualquier novela creo que hace falta esa chispa de amor. Ahora bien, novela
solo romántica… me gusta menos.
L. R. Centrémonos ahora en tu trabajo de escritora, lo
que a día de hoy es tu obra publicada. Pero antes de todo esto, antes de
decidir publicar tu primer "libro (y permítenos que lo llamemos
así) de verdad" ¿hay algún secreto oscuro en el pasado de María Vila?
¿Escribiste algún artículo para alguna revista, alguna redacción ganadora en el
colegio, un cuento... cualquier cosa? ¿Nos hablarías un poco de ello?
M.V.: ¡Claro que ha habido de eso! De niña gané un concurso de poesía en el
colegio. En la carrera gané el concurso de relatos fantásticos y de terror del
que os he hablado antes. Era un concurso convocado por La asociación de juegos
de rol de Parla. Cuando llegué, era la única chica. Jajajajaja… Para mí fue muy
especial ganar el Concurso Nacional de Novela Corta José Luis Castillo-Puche,
porque tuve el increíble honor de que el mismo José Luis presentara mi novela.
Que un premio cervantes diga las cosas tan maravillosas que dijo él de algo que
has escrito tú… ¡puf!, es algo mágico.
L. R. ¿Cuál fue tu primera novela y cómo surgió la idea? ¿Cuánto tardaste en terminarla? ¿Qué personaje resultó más irreverente y te dio más dolores de cabeza? ¿Cuál es tu escena preferida? ¿Recuerdas el momento en que la escribiste o fue producto de un intervalo de "éxtasis de escritor"? ¿En qué momento decides compartir esta con el mundo?
M.V.: Mi primera «novela» la escribí con trece años, y creo que no se puede
salvar nada de ella. Bueno, salvo a Luis. Creé mi personaje de Luis y me
enamoré de él y lo estuve buscando por la vida. Con quince o dieciséis años,
cuando salía con mis amigas, si veía a algún chico moreno y con gafas por la
calle que se pareciera a mi idea de Luis, le preguntaba: «Perdona, ¿eres
Luis?». Nunca lo encontré. Luego ya escribí Piratas, y creé a Miguel y a Fred,
y a Inés y a Shatidje… Shatidje siempre ha sido malhablada e irreverente. Y
Miguel siempre ha sido Miguel. Dejando de lado los términos literarios, se le
podría calificar de «tocapelotas» con todas las letras.
L. R. No podemos (ni queremos) olvidarnos de una de
las mejores Obras que hemos leído, LA LEYENDA DE LAS DOS PIRATAS. ¿Cómo nacen cada
una de estas maravillosas mujeres? ¿Cómo surge en general la idea de esta
historia? Y ahora, entre nosotras, dinos: ¿de todos ellos, cuál es tú favorito
y por qué? ¿Qué es lo que más te costó escribir y lo que más disfrutaste? ¿De
dónde sacas tus ideas para esas escenas en dónde la adrenalina nos tenía ancladas?
¿Te resulta difícil escribirlas?
M.V.: ¡Por fin! Creí que nunca hablaría de ella. Jajajajaja… Aunque, la
verdad creo que ya he ido contestando a esto a lo largo de la entrevista. La
leyenda de las dos piratas surgió cuando yo tenía catorce años, e inicialmente
se llamó solo Piratas. Suelo contar que mi padre me recitaba a Espronceda
cuando era pequeña, y que Piratas es el resultado de La canción del pirata, Los
tres mosqueteros, la película de El temible burlón y algo de Walter Scott y
Salgari en la mente de una niña de catorce años. Yo quería contar una historia
de aventuras con protagonistas de mi edad, rebeldes y apasionadas. Quería una
historia de piratas, pero también de amor. Después la puse a madurar veinte
años más, en los cuales conocí el Amor con mayúscula, viví junto al mar,
aprendí de la vida… y mis personajes maduraron conmigo, sobre todo Inés y
Victoria. Muchos me decís que Inés y Victoria comienzan La leyenda de las dos
piratas siendo unas niñas y van madurando hasta volverse mujeres. Y es que la
travesía de verdad, el viaje que ocurre en el libro es el viaje de su
desarrollo, madurez y sobre todo de su amistad. La idea de fondo de esta
historia es un canto a la amistad por encima de todo, a la amistad con la
importancia e intensidad que tiene en nuestra adolescencia, pero vista desde la
madurez. Y es un canto a la libertad, otra vez, como el de Espronceda. Por eso
empiezo con él mi obra. Porque creo que en esta sociedad en la que con
frecuencia renunciamos a toda nuestra libertad a cambio de sentirnos seguros,
hace falta reivindicar el derecho a ser diferente y cantar la libertad en el
sentido más puramente romántico.
En lo relativo a mi personaje favorito, es imposible. Me quedo con algo de
todas. Inés no puede existir sin Victoria ni Victoria sin Inés. Adoro a
Shatidje (¡cómo no hacerlo!) y me divierto muchísimo con Miguel. Lo que más me
divertía escribir eran los diálogos entre Miguel y Victoria, con todo su juego,
sus dobles sentidos, sus cambios de humor. Lo más difícil de escribir para mí
eran las escenas de acción. Por eso admiro a los grandes escritores de acción
como pueda ser Michael Crichton. La gente me pregunta: «¿En serio? Háblanos de
un escritor de verdad». Pero escribir escenas de acción que podamos visualizar
y que vayan fluidas es lo más difícil del mundo. En serio. O, al menos, lo es
para mí.
En cuanto a las escenas que os gustan a vosotras, esas salen solas. Supongo
que mi mente siempre está en el juego. Me gusta jugar, y el amor es juego. La
seducción es lo más parecido que hay a la guerra, con su pasión y su
estrategia. Escribir diálogos me encanta. ¿De dónde saco las ideas? Supongo que
una parte de la experiencia, otra de mi afán por jugar con todo y a todo, y
otra, como no podía ser menos, de observar a mi alrededor. Mis alumnos son una
materia prima maravillosa.
L. R: ¿Cómo se siente una al recibir la noticia de que
tu hijo abandona el nido y nada más y nada menos que de mano de Planeta? ¿Qué
fue lo primero que
pensaste?
M.V.: El día en que mi editora me dijo que querían publicar mi novela está
entre los días más felices de mi vida. El mundo me dio vueltas. Recuerdo que
cuando Puri se subió al taxi llamé a mi marido y, mientras hablaba con él, sentí
que levitaba. Y él… Creo que estaba aún más orgulloso que yo. Todavía hoy me
parece un sueño. Cuando escribes no puedes evitar fantasear con cosas así: «¿Te
imaginas que te publicara Planeta?». Y Planeta va y te publica. Y es que la
gente se piensa que las editoriales grandes solo compran los derechos de lo que
ya saben que es un éxito. Pero yo tengo que agradecerle a Planeta que haya
apostado por mí, cuando nadie me conocía antes. Y deseo que salga bien por mí,
por supuesto. Pero también por ellos, que se leyeron mi novela cuando otras
editoriales mucho más pequeñas y que reciben menos de una décima parte de
manuscritos que Planeta no lo hicieron, y que apostaron por una historia, por
una leyenda de una autora desconocida.
L. R. ¿Sueles poner cara a tus personajes? ¿Actores o
personas con las que te cruzas un día, que conoces... o todo nace de tu
imaginación? ¿Cómo y de dónde salen estos hombres y mujeres que nos atrapan con
sus vidas?
M.V.: Mi marido y yo jugábamos a buscar personajes famosos que se parecieran
a cómo nos imaginábamos cada personaje. Sí, claro que tienen cara, aunque no
necesariamente una cara que conozca. Soy capaz de imaginarlos sin acudir a un
rostro conocido. Sobre todo en el caso de mis personajes femeninos, que no me
cuesta nada inventar. Yo suelo escribir a partir de los diálogos, y al dejar
hablar a los personajes, los voy conociendo. Pero también tomo mucho de la
realidad. Estoy trabajando ahora en otro proyecto y me he dado cuenta de que
mis personajes masculinos eran un poco planos, así que he cogido algunos rasgos
de algunos amigos e incluso de alumnos y se los he dado, para hacerlos más
reales, más humanos. La voz de uno, un gesto de otro, la forma de reaccionar de
otro distinto… Si no fuera porque son menores de edad, os podría dar hasta el
nombre y el apellido. ;) En el caso de La leyenda de las dos piratas hay mucho
de mi marido en Fred, pero, curiosamente, también en Inés y en Miguel. Y, sobre
todo, dejas mucho de ti mismo. Cuanto más dejas en los personajes, más redondos
son, más humanos y reales, y mejor funcionan.
L. R. ¿Próximamente tendremos algo más de tu pluma?

L. R. Y ya para terminar (la entrevista ha sido larga,
te dejamos un espacio para que escribas unas líneas a nuestras lectoras.
M.V.: A las lectoras solo puedo darles las gracias. Como suelo decir, el
día que envías a tu bebé a la imprenta te despides de unos personajes con los
que has compartido mucho. En mi caso, han vivido conmigo veinte años,
acompañándome cada vez que me quedaba en silencio: en el coche, en la cama, en
la cola del supermercado… Ahora me he despedido de ellos y siento como si
murieran. Pero tengo un consuelo, el más bonito que puede existir: y es que
ellos vuelven a vivir cada vez que alguien los lee. Y vuelven a vivir con
matices diferentes, los que cada lector les da. Así que tengo que dar las
gracias a todos aquellos que habéis abierto mi libro y les habéis dado vida.
Gracias de corazón.
Hasta aquí nuestras preguntas, María Te agradecemos
muchísimo el tiempo que has dedicado a contestarnos, sabemos que eres una
persona muy ocupada y esperamos (y deseamos con todas nuestras fuerzas) que
todo el trabajo que tienes entre manos, te reporte el mayor éxito del mundo.
Un abrazo de parte de Locas del Romance y ¡Hasta
pronto!
(Todas las fotos han sido tomadas de la página oficial de la autora)