Brenna Watson -Entrevista Autora del Mes

 Emocionada estoy de que ya estamos en el mes de mayo y encima, viene una sección que me encanta. Un café entre amigas mientras vamos conociendo a Brenna Watson, nuestra autora del mes.

Brenna, se bienvenida a este espacio de locura romántica. Espero que te sientas como en casa, pues

aquí, siempre las plumas de la romántica son muy bien recibidas.

Si alguna de nuestras preguntas te incomoda, siéntete libre de pasarla por alto y disculparnos.

Aclarados estos puntos y agradeciéndote tu presencia en este pequeño rincón nuestro del ciberespacio, comenzamos (con tu permiso) la entrevista.

LR. Brenna, antes de comenzar directamente friéndote a preguntas sobre tu obra, cuéntanos algo más sobre ti. Para aquellas que no te conozcan. ¿Cuál es tu verdadero nombre? ¿De dónde eres? ¿Cómo surgió la idea de tus pseudónimos? ¿Tienen algún significado especial?

Cuando decidí publicar mi primera novela necesitaba encontrar un seudónimo, y lo cierto es que no tardé mucho. Tengo dos perros a los que adoro: Brea y Sherlock. Así es, basándome en ellos, inventé Brenna Watson (Watson por el doctor que siempre acompañaba a Sherlock Holmes).

L.R. Respecto a tus gustos personales, imaginamos que a través de los libros y de determinados personajes, en muchas ocasiones podemos ver a la mujer que se oculta tras el pseudónimo y su obra. Pero así entre nosotras, ¿cuál es tu color favorito? ¿Sueles inspirarte con algún tipo de música específica? ¿Se podría decir que hay algún grupo concreto o solista que de alguna forma haya influido o interferido con tu espíritu creador?

No tengo color favorito, aunque el violeta me gusta mucho, en todas sus variantes.

En cuanto a la música, no siempre escribo con ella, solo en determinados momentos, y debe ser instrumental o en inglés, para no despistarme siguiendo la letra. Una de mis favoritas mientras escribía “La rosa de Hereford” fue The Lonely Shepherd interpretada por Hauser, un chelista que me encanta.

Para escribir “Viento de otoño”, en cambio, mi banda sonora era sobre todo música celta.

 L.R. ¿Cómo te describirías a ti misma? ¿Qué tres virtudes y qué tres defectos crees que te definen?

 ¿Solo tres defectos? Hmmm. Soy impaciente, inconstante y procrastinadora.

¿Mis virtudes? Flexible, imaginativa, concienzuda.

L.R. Una de las cosas que siempre nos ha llamado la atención de los escritores y que nos pica la curiosidad (admitámoslo, somos cotillas al máximo), es conocer la formación que poseen los autores que tanto nos enamoran. ¿Podrías contarnos algo sobre esto? ¿Qué estudiaste? ¿Dónde te formaste? ¿Has hecho cursos específicos para escritores o todo es talento natural y trabajo?

Me licencié en Historia y luego estudié Derecho y Filología Hispánica. Llevo años trabajando en el mundo editorial, leyendo y revisando manuscritos, e inventando historias en mi cabeza, hasta que un día decidí sentarme y comenzar a escribir.

L.R. Hablando sobre tu trabajo de escritora, imaginamos que un libro no se escribe en un momento. ¿Cuál es el proceso que sigues para crear estas joyas de la literatura romántica? ¿Qué proceso mental/físico o extrasensorial tiene lugar para que des a luz a tu obra?

Comienzo con el germen de una historia, con una idea. En el caso de “La rosa de Hereford” quería una historia de superación personal, un personaje femenino fuerte, y quería que estuviera ambientada en Inglaterra en el primer tercio del siglo XIX. Luego me paso meses documentándome y dándole forma en mi cabeza. Con esta novela pasé casi un año dándole vueltas a los detalles de la trama, mientras escribía otras cosas. Luego me senté a escribirla durante siete meses.

L.R. Trasladémonos ahora a un día en la vida de Brenna Watson ¿Cómo es? ¿A qué hora del día sueles ponerte escribir? ¿Cuántas horas de duro trabajo supone un día cualquiera? ¿Dedicas todo ese tiempo a escribir o sueles alternarlo con investigación y algún otro asunto? ¿Qué elementos de tu vida, de tu alrededor (tangibles o no), suelen servirte de inspiración o cortarla de raíz?

Soy muy nocturna, es cuando mis neuronas funcionan mejor. Trabajo en casa y eso me permite

adaptar mi horario. Durante el día me dedico a mi trabajo “oficial” y por las noches escribo o investigo sobre algún punto concreto de la trama. A veces le dedico tres horas, a veces media, depende de la carga de trabajo que tenga en ese instante.

Por fortuna, no tengo muchos elementos que me saquen de mi proceso creativo. Mi marido, que es mi primer editor y corrector, respeta mi espacio y me anima a escribir y a mejorar.

Cuando estoy falta de inspiración o me he quedado atascada en algún punto, me siento con él y charlamos sobre la novela. A veces, solo con expresar en voz alta el problema al que me enfrento, encuentro la solución. En otras, es él quien me da una buena idea de la que tirar.

L. R. Viajemos al pasado por un momento, a esa primera vez (que tú recuerdes) con un libro entre tus manos. ¿Qué edad tenías, qué libro era y de qué forma te marcó? ¿Recuerdas quién te lo dio? ¿A quién echarías la culpa de tu afición a la lectura y la escritura?

No sé a quién le echaría la culpa de mi afición a la lectura. Mis padres no leían, y el resto de mi familia vivía lejos y tampoco los vi nunca con un libro. Pero mi abuela había escrito obras de teatro para su pueblo, así es que imagino que de ella heredé ese gusto por las palabras, y a ella le dediqué mi primera novela: “El futuro tiene tu nombre”. Espero que, esté donde esté, se sienta feliz por ello.

Me recuerdo leyendo desde siempre. Cuentos y tebeos cuando era más pequeña y luego libros que mis padres me compraban. Era tan voraz que ellos no podían permitirse alimentar mi deseo de leer, así es que hablaron con los vecinos del barrio, que comenzaron a prestarme libros de sus hijos o suyos propios. De los que recuerdo con más cariño son los de la colección de Los Hollister de una vecina de otro edificio.

L.R. Como románticas empedernidas que somos, hay ciertas preguntas que no podemos evitar y esta es una de ellas: ¿Cómo es para ti el hombre ideal? ¿De qué forma esperarías que te conquistaran? ¿Eres una mujer que disfrute de flores y bombones o prefieres algo menos convencional? ¿Alguna película/libro favoritos (léase: Disney, cuentos de hadas, ranas que se transforman...) que hayan influido en tu forma de ver el amor y en lo que esperas de él? Y lo más importante de todo... ¿Lo has encontrado ya? ¿Tiene hermanos? (jajajaja)

Yo creo que el hombre ideal no existe. Lo que para mí es ideal para otra podría no serlo. A mí se me conquista con sentido del humor y con conversaciones interesantes. El físico no es importante y creo que en toda mi vida solo he tenido un novio realmente guapo, jaajajaja.

He encontrado al hombre perfecto para mí (lo siento, no tiene hermanos, jjajaja), me escucha, me entiende (la mayoría de las veces), me aguanta, y comparto con él lo que más amo, que es leer y escribir. Está tan implicado con mis proyectos que es él quien me pasa a mí las reseñas que se publican sobre mis novelas, quien rastrea los comentarios de Amazon o Goodreads, y quien me abraza cuando me echo a llorar al ver que a la gente le gusta lo que escribo.

Para conquistarme no necesito ni flores (no me gusta verlas cortadas en un ramo) ni bombones. Me gustan los detalles originales, que digan algo de mí. Mi marido, por ejemplo, me escribió una vez un cuento y luego lo grabó en un audio, haciendo todas las voces. Hasta compuso una canción para ello. En otra ocasión cogió una hoja de papel y puso en ella las huellas de él, de mi sobrino (el único que tengo y al que adoro), las de mis dos perros y las de mis tres gatos. Esa hoja es uno de mis mayores tesoros.

Me encantan las pelis románticas, y las veo montones de veces. Entre mis favoritas: Notting Hill, Algo para recordar, El amor tiene dos caras, y Tienes un e-mail. Pero también me encantan las clásicas, como Lo que el viento se llevó (en “La rosa de Hereford” hay una escena en homenaje a esa peli) o Sucedió una noche. Y adoro las pelis de Disney, todas y cada una.

L.R. Imaginamos que como escritora de romance, en primer lugar y antes de decantarte por este género, fuiste ávida lectora de autoras ya consagradas. Dinos ¿alguna autora o libro te marcó de forma

especial, haciéndote decidir escribir novela romántica y no novela negra, fantástica o histórica (o cualquier otro género)? ¿Qué libro es para ti, a día de hoy, tu principal referente (ese que no puedes parar de leer)? ¿Hay algún género literario en especial que seas incapaz de leer o rechaces de antemano? ¿Y en novela romántica, algún subgénero que digas "esto no es para mí"?

Leo romántica desde hace muchos años, pero también otros géneros: clásicos, narrativa, histórica, negra, ensayo, terror, ci-fi. No le hago ascos casi a nada, excepto quizás a los libros de autoayuda, que no me aportan nada que no sepa. Entre mis autoras de romántica preferidas está Julie Garwood. Sus novelas ambientadas en Escocia fueron de las primeras que leí y mi favorita es “El rescate”. En “Viento de otoño” le hice un guiño a esa novela, que he leído media docena de veces. Nora Roberts también me gusta mucho. Johanna Lindsey, Julia Quinn, Gaelen Foley, Susan Elizabeth Phillips, Lisa Kleypas y Diana Gabaldon copan mis estanterías de romántica.

En cuanto a subgéneros de novela romántica, no me gusta mucho la erótica, ni la paranormal.

L. R. Centrémonos ahora en tu trabajo de escritora. Pero antes de todo esto, antes de decidir publicar tu primer "libro" ¿hay algún secreto oscuro en el pasado de Brenna Watson? ¿Escribiste algún artículo para alguna revista, alguna redacción ganadora en el colegio, un cuento... cualquier cosa? ¿Nos hablarías un poco de ello?

Formé parte de un taller de escritura en Anika Entre Libros, donde conocí a mi marido, y donde empecé a dar mis primeros pasos. Antes de eso había escrito dos novelas bastante horribles, una de fantasía y otra de narrativa.

Pero mi pasión por la escritura viene de mucho más atrás. Cuando era niña, por ejemplo, escribía una revista para mis amigas del barrio, cada una de ellas a mano. Un trabajo hercúleo. Creo que solo “publiqué” dos números, jajajaja

L. R. ¿Cuál fue tu primera novela y cómo surgió la idea? ¿Cuánto tardaste en terminarla? ¿Qué personaje resultó más irreverente y te dio más dolores de cabeza? ¿Cuál es tu escena preferida? ¿Recuerdas el momento en que la escribiste o fue producto de un intervalo de "éxtasis de escritor"? ¿En qué momento decides compartir esta con el mundo?

Llevaba tiempo trabajando para una editorial y ellos me preguntaron que, conociendo como conocía el género, por qué no me animaba a escribir una. Lo pensé y decidí que tal vez había llegado el momento de ponerme mis propias alas. Así nació “El futuro tiene tu nombre”, que envié a una editorial en la que no conocía a nadie. Les gustó mucho y quisieron publicarla. Entonces la envié también a Vergara y la editora, Marisa Tonezzer, una mujer increíble, se enamoró de ella y me la compró.

“El futuro tiene tu nombre” es una novela sencilla, sin muchas pretensiones. Era la primera y no quería excederme, por si no era capaz de terminarla o por si me enredaba demasiado y luego no sabía cómo salir. Pero estoy muy orgullosa de ella, porque disfruté escribiéndola y lloré y me emocioné con mis personajes y, cuando eso te sucede, sabes que has escrito algo especial, aunque solo sea especial para ti.

L. R. Dentro de tu obra, creemos que merece mención especial Viento de Otoño, que nos sorprendió con los pequeños guiños y el gran tributo a los clásicos que más amamos de highlanders. ¿De qué forma surgió la idea? ¿Qué personaje te marcó de forma más especial? ¿Cuál fue el que más problema te supuso? ¿Qué escena adoraste más?

Siempre he amado las historias de highlanders. Como ya he dicho, Julie Garwood es de mis autoras

favoritas.  

Hace unos años, preparando un viaje a Escocia, me tropecé con el dato de que varios highlanders habían estado en Castilla durante la Reconquista, llevando con ellos el corazón de Robert the Bruce. Me pareció fascinante y me guardé el dato. Cuando comencé a escribir, no quise empezar con esa historia, que requería de mucho trabajo previo. Pero, cuando estuve lista, rescaté esa idea, me documenté y la escribí. El proceso fue brutal, me enamoré de sus personajes, sufrí con ellos, lloré mientras narraba algunos episodios, volví a llorar al releerlos… Le puse tanto de mí que quedé exhausta, pero tan feliz que no podía dormir las noches previas a su salida a la venta.

Adoré a todos los personajes, pero Angus me marcó de una forma especial. Había acompañado a Castilla al padre de mi protagonista y decidió quedarse allí con él cuando quedó impedido, renunciando a regresar a su Escocia natal. Cuando al fin pude llevarlo de vuelta, me imaginé a un Angus de carne y hueso, honorable y leal hasta el final, volviendo al fin a su casa.

L. R. Ya sabemos que acaba de salir un nuevo pequeñajo más en tu lista de creaciones literarias: LA ROSA DE HEREFORD. ¿Nos podrías hablar un poco sobre esta obra? ¿Qué te inspiró para escribirla? ¿Cuál fue ese momento anecdótico que recuerdes que marcó alguna escena? ¿Alguna canción que te motivase para escribir?

Hacía años que venía pensando en escribir esta historia. Me imaginaba uno de aquellos matrimonios por un escándalo y cómo reaccionaría un hombre que se sintiera traicionado al ver cómo había caído en esa trampa. Por otro lado, quería escribir sobre una mujer abandonada que logra superar las dificultades de la época y labrarse su propia historia. Mezclé las dos cosas y salió “La rosa de Hereford”. Me costó mucho escribir esta novela, porque no encontraba el tono exacto que quería. Borré más de 80 páginas en el primer borrador y volví a empezar. Luego borré otras 50 y volví a empezar de nuevo. Lloré de pura frustración porque no era capaz de hallar la voz que necesitaba darle a Madeleine, la protagonista.

Quería que la novela comenzara en España, en la guerra contra Napoleón. Hacía unos años había leído un ensayo interesantísimo, “La marcha de la muerte” de Christopher Summerville, y volví a releerlo para escribir el prólogo. Aunque “La rosa de Hereford” esté ambientada en la Inglaterra de la Regencia, quería que llevara también un trocito de España.

L. R. ¿Por cuál de tus protagonistas viajarías al pasado y vivirías sin agua corriente, luz eléctrica, ropa interior o en su defecto usarías corsé y conexión a internet? ¿Por qué ese precisamente?

Aunque viajar al pasado es una fantasía recurrente en mí, la realidad sería increíblemente dura y mucho menos romántica de lo que suelo escribir. Sin embargo, si tuviera que decantarme por alguno de mis personajes, tal vez me iría con Melanie Chatham, la protagonista de “Un duque para la señorita Chatham”, de la serie Minstrel Valley. Sería un modo increíble de conocer a todos los personajes que crearon mis compañeras de proyecto. Y de encontrarme con Nathaniel, el duque de Braxton, (aquí irían un montón de corazones, jajajaja)

L. R. ¿Sueles poner cara a tus personajes? ¿Actores o personas con las que te cruzas un día, que conoces... o todo nace de tu imaginación? ¿Cómo y de dónde salen estos hombres y mujeres que nos atrapan con sus vidas?

Lo cierto es que mis personajes no tienen rostros muy definidos, son casi bocetos en mi cabeza. No me interesa tanto su aspecto físico como lo que tienen que decir de sí mismos, cómo se comportan y actúan, cómo piensan, trabajan, aman o mueren.

Nunca pienso en actores o personajes famosos o conocidos, aunque algunos me pueden inspirar algún rasgo.

L. R. Y ya para terminar (la entrevista ha sido larga lo sabemos), te dejamos un espacio libre para que escribas unas líneas a nuestr@s lector@s.

A mis lectores solo quiero darles las gracias. Gracias por leerme y por dejar vuestras opiniones en cualquier rincón. Gracias por enamoraros de mis historias y por enviarme mensajes dándome las gracias por ellas. Y gracias, sobre todo, por soñar conmigo.

Hasta aquí nuestras preguntas, Brenna. Te agradecemos muchísimo el tiempo que has dedicado a contestarnos, sabemos que eres una persona muy ocupada y esperamos (y deseamos con todas nuestras fuerzas) que todo el trabajo que tienes entre manos, te reporte el mayor éxito del mundo.

Gracias a vosotras, siempre. El universo de la novela romántica sería mucho más pobre sin vuestro trabajo y vuestra pasión.

 Un abrazo de parte de Locas del Romance y ¡Hasta pronto!