¿Desde cuándo estar encerrado es un obstáculo para celebrar tu cumpleaños... y encontrar el amor?
Pilar cumple treinta años en pleno confinamiento por el coronavirus y se encuentra encerrada en su casa y sola.
Para celebrarlo convoca a sus vecinos mediante un cartel a tomar una copa después de los aplausos de las ocho, a los que todos acuden puntuales para agradecer a los sanitarios su labor.
Después de la copa, desde la acera de enfrente, un vecino al que no conoce le pasa su número de teléfono.
Desde ese momento mantendrán una relación de apoyo y ánimo para sobrellevar la difícil situación... que desembocará en otra cosa.
¿Quién dijo que era necesario salir de casa para enamorarse?
La nueva colección de Selecta de relatos románticos en época de confinamiento.
Porque la química siempre funciona mejor en espacios pequeños.
De verdad, que llevamos una temporada intensa, la salud se está viendo en peligro en más de un sitio, y creo que estamos pasando de alguna forma por el estrés del rescoldo y
continuación de cierto bichito que sigue dando lata. Y aunque me sigo negando a hablar de él, la realidad es que aunque ha habido muchas cosas negativas, debemos buscar entre ellas lo mejor de todo, y es aquí a donde quería llegar.
El año pasado ya iniciaba por estas fechas a escucharse, a vivirse parte de lo que tendría que ser nuestra nueva etapa en el mundo. Y cuando todo se volvió caos, porque no sabíamos para donde tirar, hubo gente maravillosa que intentó alegrarnos, darnos cosas para disfrutar y olvidarnos un rato de lo que sucedía allá afuera. pudimos disfrutar de lecturas gratuitas y, también, de relatos que venían que ni pintados, donde nos hacían ver que no todo en esta nueva normalidad nos tenía porque coartar la esperanza.
Ana Álvarez nos hizo disfrutar con su relato EL VIOLINISTA EN EL BALCÓN. Y admito, no soy de relatos, siempre siento que me quedo corta, que me falta más. Pero este pequeñín
me supo dar lo que necesito. Y no es para menos, en 55 páginas pude encontrar una obra que tenía los elementos justos para cautivarme y sacarme unas sonrisas.
Sería tonto decirte algo de esta obra, solo te puedo asegurar que viví cada momento, Cerré los ojos y pude escuchar a las 8 los aplausos y una vez terminados, tomar aliento y esperar. Casi podría palpar ese momento en que se abría el estuche que guardaba el instrumento, aseguro que ninguna hoja de árbol se movió aguardando a la primera nota de un concierto que escuchaban todos, pero que iba dirigido a una persona. Notas que acompañaban una dulce melodía que dictaba el retumbar de un romance naciente, de una sonrisa soñadora, de un amor que esperaba las circunstancias para hacerse presente y unir las piezas perfectas en una cacofonía única y así, hacerme suspirar cautivada de tal belleza.
Ana Álvarez es única al hacer disfrutar de un argumento sencillo y hacerlo vivencial, su pluma entrañable y cercana, proyecta la dulzura y delicadez que requiere un batir de mariposas y cautivar aún en historia corta. ¡Feliz lectura!
¡Hola! Aunque leí varios de estos relatos durante el confinamiento y la desescalada, no conocía este que traes hoy. Al contrario que tú, yo sí soy de relatos. Hay momentos en los que la cabeza no me da para historias largas pero tengo que seguir leyendo, y para eso me vienen fenomenal. Me ha llamado mucho la atención, así que me lo anoto para una de esas ocasiones. ¡Besos!
ResponderEliminarhola preciosa
ResponderEliminartengo muchas ganas de volver a leer a Ana Alvarez que me gusta mucho, pero creo que antes de este libro leere la saga Amigos que tengo en casita. De todas formas me llevo este apuntado porque tiene muy buena pinta
Gracias por la reseña
Besotessssssssssss
Hola
EliminarHaces bien en querer leer la serie de Amigos, pero este es relato, te lo ventilas en na
Un bes💕